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COVID-19: CÓMO AFRONTAR EL DESCONFINAMIENTO

2020 parece que ha entrado con toda la potencia de la Rata de Metal, según los chinos, y eso a estas alturas de la película tengo que reconocer que ya no sé si es bueno o malo. En mi caso particular (y eso que la Rata es mi signo chino), no me ha dado respiro alguno desde el mismísmo día 1 de enero, día en el que me tuve que coger un vuelo urgente desde Ginebra porque mi hermano pequeño se moría. Sin embargo, la terrorífica experiencia que viví durante un mes a pie de cama en la UCI del Hospital de Alcorcón, y el siguiente mes en planta, no son ni de lejos comparables con la emergencia sanitaria que está viviendo España y por supuesto, Europa, China y cada vez más partes del mundo debido a la crisis del coronavirus COVID-19.

Llevo teletrabajando desde el 13 de marzo de forma muy intensiva, y por eso no he tenido tiempo de actualizar esta página desde mi último post. Sin embargo, hay multitud de clientes y amigos que me llaman acosad@s por la ansiedad, el miedo y el estrés al verse obligados al “confinamiento” en sus hogares por la expansión de la pandemia en nuestro país. Las consultas que más recibo en estos momentos tratan sobre la gestión del estrés que genera el miedo, así que en este sentido quiero aportar algunos datos fundamentales, desde el punto de vista del coaching, con el fin de afrontar una situación inédita para tod@s nosotr@s.

El manejo emocional del miedo al coronavirus es fundamental en estos momentos, porque somos prácticamente incapaces de hablar o de pensar en otra cosa. El rapidísimo contagio de este patógeno, cuyo avance ya se considera una pandemia, nos provoca un miedo a veces intenso y extremo, que nos bloquea emocionalmente. El resultado es una parálisis que anula nuestra capacidad de reaccionar o de buscar soluciones  y alternativas que nos ayuden a estar mejor, en estas nuevas circunstancias tan excepcionales y restrictivas.

El miedo es una reacción apropiada a las situaciones de peligro. Es una emoción saludable, necesaria y adaptativa para mantenernos a salvo. Sin embargo, la primera recomendación que os hago es dejar de imaginar que lo peor podría suceder. Sé de lo que hablo: durante un mes tuve que acostumbrarme diariamente a asumir que mi hermano pequeño no sobreviviría al día siguiente, como cada día nos confirmaban con insistencia los médicos en el parte matutino que se daba a la familia. Y sin embargo, contra todo pronóstico, mi hermano sobrevivió. Estuvo fuera de peligro justo antes de que la emergencia del coronavirus se desatara en toda España. Precisamente por ello y en estas difíciles circunstancias vitales en las que nos hayamos inmersos tod@s, tengo que recomendaros encarecidamente que os mantengáis significativamente en el presente, en el famoso “aquí y ahora”. ¿Quién sabe lo que nos deparará el futuro? Preocuparse en demasía es una pérdida de tiempo, y el desgaste emocional que provoca el estrés y la ansiedad por lo que va a pasar nos debilita mucho más y mejor que cualquier circunstancia externa a nosotr@s mism@s.

 Es muy buena idea el aprovechar estos días para plantearte una especie de “reset” a nivel emocional, y tener en cuenta que, a nivel de comunicación, muchas de las informaciones que nos están llegando masivamente por todos los medios, incluidas las redes sociales, no están suficientemente contrastadas ni proceden de fuentes rigurosas. Esa incertidumbre de lo que es cierto y lo que no, de lo que representa un puerto seguro en el que echar nuestras anclas, también nos desestabiliza. Por supuesto que no se trata de mirar para otro lado o esconder la cabeza en la tierra, como los avestruces, pero yo aconsejo informarse de las noticias a horas puntuales, sobre todo por la mañana y al mediodía, y no caer en la sobreinformación. Es aconsejable reservar las últimas horas del día para ocupar la cabeza en otros temas, viendo una serie o una buena película, leyendo un libro, escuchando música o, simplemente, conversando con las personas significativas que ahora tenemos, más que nunca, a nuestro lado.

Imagen de Engin Akyurt en Pixabay

Según fuentes del Gobierno, la fase 0 de la desescalada post-confinamiento va a comenzar a finales de esta misma semana. Si tuviera que aconsejar al respecto a mis clientes, amigos o familiares, diría: sed pacientes y amoros@s con vosotr@s mism@s. Es más que probable que la intensa situación que hemos vivido y que aún estamos viviendo genere consecuencias psicológicas en una gran parte de la población española. Hay estudios en los que se revela que las personas sometidas a cuarentena manifiestan, aún después de salir de la misma, síntomas de estrés post-traumático, confusión, ansiedad, depresión, frustración e ira, que incluso pueden llegar a tener efectos duraderos a lo largo de meses e incluso años. En cuarentena hemos podido experimentar cosas tales como trastornos del sueño, ansiedad, agotamiento emocional y bajo estado de ánimo (los más frecuentes)… Hay que afrontar la siguiente fase, y asumir que much@s de nosotr@s no seremos capaces de volver a la normalidad durante meses.

Psicológicamente una cuarentena de más de 10 días, como es el caso de España, genera síntomas de estrés postraumáticos significativamente altos. Tanto la incertidumbre de la situación como la privación de libertad es algo que los seres humanos llevamos muy mal. En la mayoría de los casos, no obstante, estas secuelas son tratables con ayuda especializada, o bien la propia persona será capaz de afrontarlas gracias a sus recursos personales y a su propia red de apoyo. Indiscutiblemente, los profesionales sanitarios y las personas con patologías mentales previas serán los que más acusen el impacto psicólogico de esta crisis. Para superar la huella del confinamiento es vital reconocer la importancia de lo que sentimos, más allá de restarle importancia porque, si no lo hacemos, no procesaremos las emociones que se han desencadenado en nuestro interior con esta experiencia. Aunque por el momento tendremos seguramente cierta aprensión al mezclarnos con los demás, hay que darle un sentido a todo lo que ha pasado, y lo más importante de todo será recordar que esta cuarentena se ha llevado a cabo con un propósito solidario, con un fin altruista.

La llamada “nueva normalidad” no va a tener que ver, en principio, con nada de lo que conocimos antes. Hay que estar preparad@s para ser flexibles ante lo que venga: queda un largo camino aún por recorrer.